¿Sabías que, en Colombia, ante el dilema entre un derecho de un adulto y uno de un niño[1], o en un vacío de interpretación sobre el mismo, en cualquier entorno, en todo momento prevalecen los derechos de los niños?
Siempre es buen momento para reflexionar sobre un punto específico de la Carta Constitucional colombiana, que en un aparte del artículo 44 indica:
“Los derechos de los niños prevalecen sobre los derechos de los demás”.
La implicaciones de esta declaración, con carácter vinculante para todas las autoridades, instituciones, comunidades y personas del territorial nacional en torno a la realización efectiva de los derechos de los niños por sobre todos los demás, son trascendentes y de gran impacto, y se deben ver reflejadas en la vida cotidiana de los niños, en sus entornos familiares, comunitarios, judiciales y escolares, y por ello, es un principio que deben conocer y aplicar todos los que tengan que ver con el cuidado y atención a los niños: padres de familia, docentes, cuidadores.
Este principio del interés superior del niño, se consagra además en el numeral 1° del artículo tercero de la Convención de los Derechos del Niño, así:
"En todas las medidas concernientes a los niños que tomen las instituciones públicas o privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades administrativas o los órganos legislativos, una consideración primordial a que se atenderá será el interés superior del niño".
La claridad frente a este principio en cualquier tipo de interacción y decisión que se deba tomar que afecte a un niño, la deben tener todos, pero los docentes, los directivos y las instituciones educativas en general, se convierten en agentes divulgadores y concienciadores del mismo, en la cual no pueden ser agentes pasivos o simples observadores, sino protagonistas de su divulgación, tanto en las decisiones que se tomen dentro de la administración escolar, como en la labor docente dentro del aula, como en la vigilancia de los entornos familiares de los estudiantes en su crianza, salud y desarrollo.
Ese olvidarse un poco del sí mismo adulto en favor de los niños, en algunos casos, dejar de lado las necesidades propias o específicas tradicionales del mundo adulto en favor de los niños, debe ser un ejercicio sencillo que no implica de ninguna manera un sacrificio, las complejidades se dejan de lado en el ejercicio y realización de los derechos de los niños, porque de esta manera se clarifica cómo llenar los vacíos en la interpretación ante los conflictos o dificultades que se presentan, dado que definitivamente, el interés del niño prevalece por sobre todas las demás consideraciones.
A pesar de todo no es un ejercicio sencillo, implica, además, darle espacios de opinión a los niños, oportunidad para la expresión de sus necesidades, las cuales, compatibilizadas con el criterio adulto, deben propiciarles oportunidades para su felicidad, porque el sentido del principio no es solamente quedarse en una satisfacción mínima de las necesidades infantiles, sino en que vivan en entornos no solo seguros y amables, sino que les posibiliten su bienestar en plenitud.
Asimismo, atraviesa a toda la sociedad colombiana, por ejemplo, deben tenerlo en cuenta los padres que deciden la alimentación de los hijos, los docentes que establecen sus criterios metodológicos dentro del aula, los directivos docentes, que deciden las prioridades presupuestales de sus escuelas, el juez cuando decide sobre la custodia o protección de los niños, los legisladores cuando aprueban o rechazan iniciativas legislativas, las autoridades administrativas cuando deciden la política pública…
Si tú estás leyendo el presente artículo, es muy posible que también tengas que ver, no eres ajeno a la aplicación de este importante principio, puedes contribuir a que no sea retórica, a que tenga una realización en tu entorno, en tu espacio de influencia, en tu familia, en tu trabajo en la escuela, en el hospital, cuando estás en el transporte público o en el parque, todos tenemos que ver y así, con ese reconocimiento y llamado a la acción, veremos que se reduce el espacio del abuso, del miedo, del abandono, del hambre y la violencia que viven hoy, lamentablemente, muchos niños colombianos.
Saludos cordiales,
Sandra del Pilar Claros P.
Asesora Jurídica
[1] En el presente artículo, el término niño es un genérico que cobija e incluye a niños, niñas y adolescentes.
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